sábado, 10 de octubre de 2015

el artista mas influyente en la historia de africa llega a bogota

Por las venas de Salif Keïta, de 66 años, corre sangre de realeza: es heredero directo de Soundjata Keita, el fundador del imperio de Malí, en 1240.
Pero ser albino en África, al menos en las zonas más rurales, significa para muchos el llevar consigo una maldición que en algunos casos incluye hasta a linchamientos públicos. Aunque lo que terminó por perturbar al padre de Salif fue cuando este le dijo que sería músico.
En 1987, Salif Keïta publicó su álbum debut, 'Soro'. Lo que vino después, con el grupo Les Ambassadeurs y, luego, en su propia carrera desde los años 70, que estalló internacionalmente en Francia en los 80, transformó la mentalidad de Malí y abrió las puertas de una revolución del world music, que puso sus ojos en ese país.
Keïta estará esta noche en concierto por primera vez en Colombia, en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo.
En medio de su gira internacional, respondió algunas preguntas sobre su encuentro con Mandela, el significado del albinismo en África y sus mejores álbumes.
En 1987, ‘Soro’, un álbum muy eléctrico, fue su debut internacional desde París. ¿Qué tenía en mente?
Ese disco fue el resultado de la colaboración entre dos productores, Jean Philippe Riquiel y François Briant. Primero hicimos repeticiones y arreglos entre nosotros, los músicos, y luego les dimos las maquetas a los productores. Finalmente nos fuimos para el estudio Plus 30 en París. La idea era mandar una tarjeta de visita al mercado europeo y mundial.
En otro álbum, ‘La Différen- ce’ (2010), retoma el asunto de sentirse diferente en África: en ese continente ha habido una persecución histórica a los albinos. ¿Han cambiado las cosas?
Sí, por supuesto, las cosas cambian. Hoy existe el Día Internacional de Sensibilización al Albinismo. Es importante hablar de eso, para que la gente entienda que no somos tan diferentes, todos somos humanos y todos tenemos la capacidad de hacer cosas bellas.
Además, en África ya no hay sacrificios en la plaza pública, lo hacen en secreto y el simple hecho de que eso ya no esté aceptado en la opinión pública ya es un logro grande.
Todavía hay mucho camino por recorrer y hacia allá vamos con la fundación Salif Keïta.
Ese disco es uno de los más acústicos de su carrera y explora una faceta diferente de artista. ¿Cómo se define como artista hoy?
Sí, es cierto, vuelvo al acústico. El cambio es necesario en la vida de un artista, si no, uno no se renueva y se vuelve aburrido. Nunca he deseado tener la etiqueta world u otra etiqueta, solo hago música y ya. No me gusta encasillarme, en cambio sí me gusta sentirme libre de hacer rock o funk si un día me dan ganas. De todos modos, en la historia de la música todos estamos vinculados.
¿Cómo fue su relación con Mandela? ¿Qué recuerda de cuando se conocieron?
En 1988 hicimos un espectáculo en Wembley para su liberación. Pero lo conocí en París, aunque realmente no tuve una relación personal con él. Creo que lo conocí como todo el mundo lo conoció.
Tal vez muchos africanos esperaban que participara en la política en África. ¿Lo habría hecho?
No, el pueblo debe unirse con el gobierno. El país tiene que estar unido para avanzar y mi papel es hacer música, no hacer política. Soy músico antes que todo pero es un honor ser considerado así por mis compatriotas, por supuesto.
‘M’Bemba’ (2005) fue el primer disco que hizo en Bamako (Malí) tras regresar a casa, pero tuvo un impacto inmenso en París, que estaba empapelada de afiches con su rostro. ¿Qué tanto influyó en su música ese regreso a su casa?
De hecho, este disco fue, después de haberme encontrado con muchos músicos internacionales, el resultado de todos esos encuentros y de vuelta en Malí.
Al volver a casa, ¿hubo una reconciliación con su padre?
Sí, cuando entendió que ser músico era un oficio, nos reconciliamos.
En Colombia, estamos en un proceso de negociación de paz. ¿Cree que el arte puede jugar un rol importante en el posconflicto?
Sí, creo que la música es un medio para instalar la paz en el corazón de la gente.
Una carrera brillante
Salif Keïta ha grabado 11 álbumes en estudio desde su debut en Francia en 1987, además de ‘Seydou Bathili’, que hizo en 1982 en Bamako. Entre los músicos que lo han acompañado están Carlos Santana, además de los fundadores de Weather Report Wayner Shorter y Joe Zawinul. Una de sus colaboraciones más importantes fue para el proyecto Red Hot + Blue, un disco en beneficio de las víctimas del sida.
¿Dónde y cuándo?
10 de octubre. 8 p. m. Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo. Calle 170 n.° 67-51, Bogotá. Teléfono 377-9840. Boletas desde 35.000 pesos.

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